El
clítoris de la mujer tiene la mayor concentración de terminaciones nerviosas
del cuerpo, y debido a su intensa sensibilidad debe ser tocado con mucho
cuidado y entendiendo lo que se hace. Como los pezones, cuanto más excitado
esté el clítoris, más placentera será la estimulación intensa. Dibujar círculos
alrededor del clítoris, como de los pezones, conduce la energía hacia él y
prepara a la mujer para su estimulación directa. Estos círculos son esenciales
para avivar su fuego y llevar su deseo al punto de ebullición.
Generalmente, el hombre debería empezar por acariciar o dibujar
espirales en la base y los laterales del clítoris, que no son tan sensibles.
También puede hacer rodar el clítoris entre los labios de la vagina. A
continuación, el hombre intentará acariciar o dibujar espirales en la capucha
antes de tocar directamente el glande, que es extremadamente sensible. Para
algunas mujeres, la estimulación directa del glande siempre es demasiado
intensa, por lo que el hombre tendrá que seguir aquí las indicaciones de su
compañera (gemidos, jadeos, sudor, sonrisas o instrucciones verbales).
Para la
mayoría de las mujeres, la estimulación clitoridiana es esencial si quieren
experimentar el orgasmo. A muchas mujeres les cuesta
más llegar al orgasmo durante el coito por la falta de estimulación directa de
su clítoris. Imagina que un hombre intente llegar al orgasmo acariciándose
solamente la base del pene o los testículos, sin estimularse el glande. En este
caso se podrían escribir muchos libros sobre las dificultades que tienen los
hombres para llegar al orgasmo.
Se ha
podido constatar una y otra vez que las mujeres llegan al orgasmo tan
rápidamente como los hombres cuando se dan placer a sí mismas (estimulándose el
clítoris). El error que cometen muchas parejas es el de asumir que la mujer no
debe tocarse durante el encuentro sexual o que el clítoris no necesita ser
estimulado durante el coito.
Un hombre
puede aprender mucho respecto a la estimulación del clítoris de la mujer si
ella está dispuesta a enseñarle. Puede empezar por tocarse a sí misma dejando
que su compañero apoye los dedos sobre los suyos para sentir qué lugar y
presión le resultan placenteros. Alternativamente, ella puede posar sus dedos
sobre los de su compañero y dirigirle al lugar que desea con la presión justa.
Durante el coito, él (o ella) puede tocarle el clítoris, intensificando su
excitación y estimulación. Cuando las parejas han aprendido a potenciar así la
estimulación durante el coito, no tienen que volver a preocuparse de la
satisfacción de la mujer o de si «ha estado bien para ella».
Fuente: La
mujer multiorgásmica, Mantak Chia
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