La
retención del semen, la no emisión de éste, es una habilidad indispensable para
aquellos hombres que quieren seguir el camino espiritual.
Todo
hombre puede obtener salud y longevidad si controla su eyaculación. Si al mismo
tiempo presta una cuidadosa atención a la correcta alimentación y al ejercicio,
tendrá una vida larga y saludable.
La
dieta, el ejercicio y la disciplina sexual constituyen los tres pilares básicos
que sustentan la salud y la longevidad. Tanto en los hombres como en las
mujeres, la esencia-semen es el combustible que hace funcionar la sexualidad.
No sólo es la fuente de la capacidad física para mantener relaciones sexuales,
sino que también lo es del interés sexual y del afecto emocional hacia el sexo
opuesto.
Sin
embargo, puesto que las mujeres no “pierden” al eyacular, el orgasmo no les
quita el impulso sexual ni el interés después del “primer acto”. Por lo tanto,
las prácticas necesarias para alcanzar la armonía entre las energías masculinas
y femeninas deben ser cultivadas principalmente por los hombres.
La
medicina occidental afirma que los hombres reponen naturalmente sus reservas de
semen poco después de la eyaculación, y que la capacidad del hombre para
producir semen es virtualmente ilimitada. Pero ésta es una generalización
sumamente engañosa. Basta comparar la eyaculación con la donación de sangre
para advertir la falacia. Tras donar un litro de sangre, la persona se siente
débil y fatigada durante uno o dos días, hasta que se repone el volumen de
sangre perdido. Los bancos de sangre aconsejan a sus donantes que no den sangre
más que unas cuantas veces al año, a fin de evitar la fatiga crónica, la
disminución de la resistencia y un excesivo esfuerzo del aparato circulatorio.
En
realidad, lo mismo se aplica al semen, salvo que la pérdida de semen es
aún más difícil de compensar que la de sangre. El cuerpo debe invertir una gran
cantidad de esencia y energía para reponer totalmente las reservas de semen y
restablecer el correcto equilibrio hormonal tras una eyaculación.
Cuando
la frecuencia eyaculatoria excede a la capacidad del cuerpo para reponer
plenamente el semen, el hombre experimenta cansancio crónico,
disminución de la resistencia natural, irritabilidad y otros síntomas de
deficiencia de esencia y energía. Además, también pierde todo el interés sexual
por su pareja, que muy bien puede sentirse con ganas de más acción.
Es
cierto que los adolescentes y los jóvenes de veintipocos años son capaces de
reponer el semen más de prisa de lo que pueden gastarlo, pero la idea de que
esta capacidad se mantiene indefinidamente a lo largo de la vida adulta es
completamente errónea.
Los
hombres que eyaculan a diario una o más veces pueden acabar volviéndose “débiles
mentales”, ya que el semen masculino está compuesto en un 20 por ciento de
líquido cefalorraquídeo. Así pues, las eyaculaciones frecuentes provocan una
pérdida crónica de los líquidos que el cerebro y la médula necesitan para un
correcto funcionamiento. La resultante deficiencia de líquido cefalorraquídeo
puede dar lugar a trastornos tan corrientes como senilidad prematura, incapacidad
de concentrarse, depresión crónica, pérdida del apetito sexual y muchos otros
síntomas afines.
Asimismo,
recientes investigaciones médicas han demostrado que toda eyaculación provoca
una significativa pérdida de cinc, un oligoelemento escaso pero esencial. En
consecuencia, la eyaculación frecuente conlleva una deficiencia crónica de zinc, entre cuyos síntomas figuran pérdida de memoria, confusión mental,
paranoia e hipersensibilidad a la luz..
Fuente: www.proyectopv.org
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